miércoles, 2 de diciembre de 2009

En la relaciones oscuras con la Banca tramposa y en muchas otras cosas GARCIA CARNEIRO SIGUE LOS PASOS DERODRIGUEZ SAN JUAN

El Gobernador de Vargas, General García Carneiro, prometió diferenciarse de las prácticas corruptas, violentas y de culto a la personalidad que caracterizaron la gestión de Antonio Rodríguez San Juan al frente del Despacho de la Casa Guipuzcoana. En privado, y no tan en privado, calificaba a este de “sinvergüenza” y “enfermo de poder” y prometió, entre otras cosas, derribar los monumentos autoerigidos por el advenedizo mandatario -pagados con dineros del pueblo- y acabar con sus negociados.
Desde el Consejo Legislativo, previa instrucción de GC, se anunciaron investigaciones y sanciones, pero no tuvimos que esperar tanto para que la verdadera realidad quedara al descubierto. No son muchas las diferencias, como para que valga la pena regodearse en ellas. Más bien son demasiados los parecidos; tanto, como para que pueda decirse que el uno sigue los pasos del otro:
Rodríguez San Juan fue denunciado por mí, en múltiples oportunidades, entre otras cosas, por los manejos inescrupulosos con los dineros públicos que le correspondió administrar, incluidas las colocaciones que efectuaba en el Banco Canarias y en otras instituciones financieras, en cuya ejecución estaba involucrado, como se demostró por propia declaración en el juicio que se le sigue en Miami por el caso del maletín, de los 800 Mil $, Franklin Durán y sus adláters Yoni Yanez y Kauffman, a más de aquel funesto personaje, a la sazón Secretario de Gobierno y mandamás del PSUV, conocido como ”Delito” Robles. Este último llegó a confesar, en declaración de prensa al diario “El Mundo” que retenía el situado municipal a la Alcaldía de Vargas y lo “colocaba” en el Banco Canarias “para ganar intereses”. Así de omnipotentes e inalcanzables se creen. Solo la lenidad cómplice de la Asamblea Nacional impidió que las abundantes pruebas existentes fueran tomadas en cuenta. Rodríguez San Juan se burló del órgano parlamentario, cuando asaltó con “cuadrilleros” y empleados de la gobernación una entrevista que debía realizarle una subcomisión de contraloría. Quedó registrado para la historia oscura del parlamentarismo que el facilitador del asalto, el parlamentario suplente Jesús García, quien había sido denunciado por el prestigioso Diputado y periodista ALBERTO JORDAN HERNANDEZ, por ejercer, simultáneamente, el cargo de Cónsul y el de parlamentario, muy poco tiempo después fue designado Director de Infraestructura de la Gobernación, es decir Jefe de una de las oficinas que impidió investigar.
Podía esperarse, que al anunciar García Carneiro que “acabaría con las corruptelas y vagabunderías en la Gobernación”, cosas como estas tendrían que investigarse y castigarse pero, otra vez, ha quedado demostrado que tanto corrupción como vagabundería son política oficial de este gobierno y de sus más preciados lideres. Nuestro flamante Gobernador, importado de otros lares como Rodríguez San Juan, no sólo no investigó y castigó los hechos, sino que se erigió en continuador de los mismos y los amplió a más no poder. Más del 80% de los recursos de la Gobernación, destinados a construcción de obras, prestación de servicios y pago de salarios y otros beneficios laborales, se encontraban “depositados” en el Banco Canarias cuando este tuvo que ser cerrado. ¿Tiene el Gobernador alguna explicación seria para esta barbaridad?
La crisis de los Bancos de la “Boliburguesía “ ha revelado la verdadera calaña moral de quienes nos gobiernan al ponerlos al descubierto como los facilitadores de una operación mafiosa para apropiarse de los dineros del estado, jugando con los recursos públicos en Bancos quebrados que violaban todos los procedimientos legales y reglamentarios que rigen la actividad bancaria. ¿Se trataba sólo de “ayudar a un compañero”?, dudo que haya un solo venezolano que así lo crea.
Al tiempo que se revelaba esta situación, veíamos al Gobernador García Carneiro en la Asamblea Nacional, con el mismo estilo de hacerse el pendejo que tenía su antecesor, fingiendo una casualidad inexistente, para movilizar cuadrillas chavistas para que cumplieran la ”misión patriótica” de agredir con saña a mandatarios regionales y locales que iban a entregar un documento pidiendo un trato presupuestario justo para gobernaciones y alcaldías. Se le veía sonriente, contento por la hazaña, como contentos se ponen aquellos que agreden a los desvalidos que saben incapaces de retornarles su violencia criminal, pero más bien parecía que se burlaba de nosotros, del país decente que lo ha descubierto en su vagabundería sin nombre. Parecía decirnos en cada sonrisa que se siente invulnerable, que poco le importa las vicisitudes que les ha creado a los trabajadores de la Gobernación de Vargas, de eso no habló. Tampoco dijo que pretende despedir más de 2000 empleados mediante un decreto de reestructuración que ya envió al Consejo Legislativo Regional. Hablo, eso sí, de la Alcaldía Mayor, del alcalde Ledezma, de Capriles Radomsky, de los derechos laborales de quienes trabajan en otras dependencias. Habrase visto descaro mayor.
El tiempo y las luchas del pueblo dirán si estos dos personajes son, como ellos creen inmunes al castigo y exentos del cumplimiento de las normas anticorrupción pero, lo cierto, es que este episodio ha dejado claro lo parecidos que son.
Otro asunto del que García Carneiro hizo bandera fue el del culto a la personalidad. Critico ácidamente la propensión de RSJ a querer ver su nombre y su foto en cuanta obra pública, vehículo o carro de helados había en el Estado. ¿Se han fijado ustedes lo aceleradamente que se desdice. Vean los vehículos de la gobernación, el mercado de buhoneros o el tanque de santana, las franelas rojas impuestas a los trabajadores y pare usted de contar y llegarán a la conclusión de que parece que la “enfermedad mental” del ex gobernador se contagia o viene con el cargo. ¿No se darán cuenta de que esta es una practrica ”odiosa”, rechazada por la gente y que, efectivamente es una enfermedad del poder absolutamente cuestionable, no solo por el uso de los dineros públicos, sino por su propia naturaleza?