sábado, 20 de diciembre de 2008

CARTA DE BOLIVAR AL SENADO COLOMBIANO SOBRE LA REELECCION

Magdalena, 4 de junio de 1.826Exmo. Señor Presidente del Senado de Colombia.Señor:
Me ha sido tan honrosa como satisfactoria la recepción del despacho de V.E. en que me participa que las elecciones para la Presidencia de la República, habían recaido en mi, y que el Congreso, animado de los sentimientos del pueblo, había repetido la expresión de la voluntad general.Inútil sería expresar la emoción..por la bondad de Colombia…y hasta mis deseos ¿pero no me será lícito rechazar con reverente sumisión a la República, un decreto popular que viola de hecho su propia voluntad, la Ley Fundamental?
La Constitución no quiere que un ciudadano rija la nación por mas de ocho años; ya la he mandado catorce en medio de la guerra y la revolución; entre las leyes y la dictadura. Mi horrible profesión militar me ha obligado a formarme una conciencia de soldado, un brazo fuerte que no puede manejar el Bastón sino la espada. El hábito de la guerra,…me han puesto fuera del mando civil. Lo digo con rubor, más debo confesarlo.Además…la honrosa lección que me ha dejado el héroe ciudadano, el padre de la gran República Americana no debe ser inútil para nosotros. El pueblo quiso nombrarlo nuevamente para la Suprema Magistratura; generosamente mostró el peligro…de continuar indefinidamente el poder público en manos de un ciudadano…y tan sublime lección me dice lo que debo hacer…Yo no puedo mandar más, Exmo. Señor, la República Colombiana; mi gloria me lo prohíbe y la libertad de Colombia me lo ordena. Sírvase V.E. ser el órgano para trasmitir al Congreso de la Nación mi respetuosa negativa….De todos modos y en todos casos, Colombia debe contarme siempre en sus filas…para defender sus leyes…Mi consideración y profundo respeto
SIMON BOLIVAR

DUDAS RAZONABLES SOBRE LA ENMIENDA


En Universal 7/12/2008

1. ¿Qué artículo de la Constitución desea cambiar el Presidente?, ¿cuál es el efecto práctico de este cambio? El artículo 230 de la Constitución vigente desde 1999 establece que el período presidencial es de seis años y que "el Presidente de la República puede ser reelegido de inmediato y por una sola vez para un nuevo período". Chávez aspira a que el artículo quede redactado de la siguiente manera: "El período presidencial es de seis años. El presidente o presidenta de la República puede ser reelegido (a)". Este cambio implica que Chávez puede presentarse a la reelección en el año 2012.
2. ¿Los gobernadores y alcaldes también se benefician de esta modificación? No, sólo el Presidente.
3. Chávez primero exigió que el pueblo propusiera la enmienda, ahora dice que debe ser el Parlamento, ¿por qué cambió de parecer? El artículo 341 de la Constitución establece que una enmienda puede ser propuesta por el 15% de los ciudadanos inscritos en el Registro Electoral (2.553.160 personas) el 30% de los diputados de la Asamblea Nacional (esta petición la debe aprobar la mayoría simple del Parlamento) o por el Presidente. En el caso de la iniciativa popular es necesario que el CNE redacte las normas de recolección de firmas, elabore planillas especiales y verifique las rúbricas. Este procedimiento podría provocar que la consulta se realice en abril. Si el proponente es el Parlamento se reducen los lapsos porque la enmienda debe aprobarse con un procedimiento similar al empleado para discutir las leyes.
4. Si el proponente es la Asamblea Nacional, ¿cuándo se realizará el referendo? Los parlamentarios aspiran a culminar la primera discusión de la enmienda en el mes de diciembre y aprobarla definitivamente en segunda discusión entre el 15 y 20 de enero, lo que sugiere que el CNE debe convocar el referendo para el último domingo de febrero. El diputado Carlos Escarrá aspira a que el referendo se realice el 22 de febrero; no obstante esa fecha coincide con los carnavales, lo que indirectamente invalida (por el puente) el domingo 1 de marzo. En este escenario, para cumplir con el deseo presidencial el referendo debe convocarse los domingos 8 o 15 de febrero. No obstante, en los pasillos del CNE la fecha que -al día de hoy- parece más viable es la del 8 de marzo.
5. ¿Cuáles son los mecanismos para modificar el artículo 230 de la Carta Magna? La reforma, la enmienda y la Asamblea Nacional Constituyente.
6. ¿Las modificaciones planteadas vía reforma y rechazadas en referendo en el año 2007 se pueden plantear vía enmienda? Para los abogados constitucionalistas la reelección presidencial, por su trascendencia, impacto e importancia en el sistema político del país no califica como materia susceptible de una enmienda.
7. ¿Qué argumenta el chavismo para defender una nueva votación sobre la reelección? El diputado Carlos Escarrá sostiene que el 2 de diciembre del año 2007 "el pueblo rechazó la reforma, que es un método (para modificar la Carta Magna)". No obstante aclara que la enmienda "es un método distinto"
8. ¿Se puede volver a someter a referendo la posibilidad de modificar el artículo 230? Para los abogados constitucionalistas Gerardo Fernández y Jesús María Casal, la Carta Magna niega esta posibilidad. Indican que el artículo 345 de la Constitución establece que la iniciativa de reforma que no sea aprobada no podrá presentarse de nuevo en un mismo período constitucional a la Asamblea Nacional. Los abogados sostienen que esta prohibición es de carácter material o sustantivo, lo que implica que los temas que estaban incluidos en la reforma constitucional del año 2007 no pueden considerarse de nuevo -total o parcialmente- durante este período constitucional.
9. ¿Existe certeza en que el período constitucional en que no se puede presentar otra reforma corresponde al de Chávez? No. Existe un debate jurídico sobre este tema. Si la Carta Magna se refiere al período del Presidente la prohibición finalizaría en el año 2012, si la Constitución se refiere al período de la Asamblea Nacional, entonces la prohibición finalizaría en el año 2010.
10. ¿El TSJ ya se pronunció sobre este aspecto? Sí. La sentencia 2.413 de la Sala Constitucional del TSJ (del año 2006) indica: "la reelección en nuestro ordenamiento no supone un cambio de régimen o forma del Estado; muy por el contrario, reafirma y fortalece los mecanismos de participación dentro del Estado Democrático, Social de Derecho y Justicia (...). Al no ser la reelección sucesiva contraria a los valores democráticos que forman el ordenamiento jurídico constitucional (...) aquellos cargos de elección popular en los cuales el constituyente haya establecido límites para la reelección pueden perfectamente ser revisados, modificados o eliminados, a través de los mecanismos de reforma previstos en la Constitución".
11. ¿El TSJ siempre ha tenido este criterio sobre la reelección? No. La Sala Electoral del TSJ indicó -en un fallo del mes de marzo del año 2006-que el derecho de reelección, "aunque justificado como un mecanismo de extensión del buen gobierno, podría desvirtuarse y convertirse en una grave amenaza para la democracia: las ansias de perpetuación en el poder, así como la evidente ventaja en los procesos electorales de quien ocupa el cargo y a su vez es candidato a ocupar el mismo (...) han generado rechazo a esta figura (...) La prohibición de reelección sucesiva se presenta como una técnica de control legislativo derivada de la inconveniencia de que un ciudadano se perpetúe en el poder". No obstante, este criterio fue rechazado por los magistrados de la Sala Constitucional, con la ponencia 2.413 redactada por la magistrada Luisa Estela Morales.
12. ¿La posibilidad que un Presidente pueda presentarse indefinidamente a la reelección viola la Constitución? Según Jesús María Casal, decano de Derecho de la Universidad Católica Andrés Bello, la reelección continua contradice el artículo 6 de la Carta Magna. El referido artículo señala: "el Gobierno de Venezuela es democrático, participativo y electivo". Para Casal "no se puede confundir alternabilidad con elecciones periódicas, pues son dos garantías distintas. La Constitución garantiza elecciones periódicas, pero con la alternabilidad lo que quiere garantizar es que el Gobierno cambie y que ninguna persona se perpetúe en el ejercicio de ningún cargo. Por eso el constitucionalismo venezolano siempre ha establecido límites a las reelecciones de los funcionarios".
13. ¿Si Chávez pierde este referendo puede volver a presentar otra petición de enmienda sobre el mismo tema? Para Andrés Stambouli, director del posgrado de Estudios Jurídicos de la Universidad Metropolitana los vacíos que tiene la Constitución podrían provocar situaciones absurdas como que se vuelva a presentar una enmienda sobre el artículo 230 aunque el presidente Chávez pierda el referendo previsto tentativamente para el mes de febrero.
14. ¿Una enmienda se puede anular con otra enmienda? La Carta Magna sólo tiene dos artículos que desarrollan el tema de la enmienda. El primero (artículo 340) sólo indica que la enmienda se usa para modificar o eliminar una o varias normas del texto fundamental. El segundo (artículo 341) indica que la iniciativa puede provenir del Presidente, los parlamentarios o los electores. En esencia no está vedado que se anule una enmienda con otra.
15. ¿Cuánto tiempo pide el CNE para organizar este referendo? Si se vuelve a utilizar el esquema de trabajo del año 2007, en 30 días, una vez recibida la petición formal, el CNE podría imprimir los cuadernos de votación y desplegar las 34.622 máquinas de votación.
16. ¿Cuánto cuesta este referendo?, ¿existen normas que regulen esta consulta popular? El CNE requiere -aproximadamente- de un crédito adicional de BsF 450 millones. No existen normas que regulen la campaña. Se presume que los miembros de mesa sorteados para el 23N deberían repetir en sus funciones, que el período de actualización del Registro Electoral será de apenas 20 días y que las auditorías al sistema de votación deben transformarse en revisiones rápidas.
17. ¿El CNE puede negarse a organizar este referendo? Según el rector Vicente Díaz, el Poder Electoral debería discutir la constitucionalidad de esta consulta antes de convocarla. No obstante, el criterio de Díaz no ha sido respaldado públicamente por el resto de los rectores. EGM

El Pueblo no come enmienda

Dic 11
Teodoro Petkoff:
Editorial, Opinión, Política. Tal Cual

Sólo por no dejar, pero para que quede para la historia de este tiempo de ratas, hay que hacer algunas consideraciones jurídicas sobre la enmiendita. La posibilidad de introducir enmiendas a la Constitución está planteada en el Título IX de ella, cuyo título es De la Reforma Constitucional.
Este título es genérico y alude a las tres opciones para reformar la Carta Magna, que son, precisamente, la Enmienda, la Reforma propiamente dicha y la Asamblea Constituyente. El Capítulo I de este Título se denomina De las enmiendas y alude a este mecanismo específico de reforma, definiéndola y estableciendo los procedimientos para llevarla adelante. El Capítulo II, De la Reforma constitucional, pauta las normas para la reforma en estricto sentido y el Capítulo III, De la Asamblea Nacional Constituyente, se explica por su propio título.
Como se ve, pues, la Enmienda es una de las tres maneras de reformar la Constitución y cuando el artículo 345 declara que “La iniciativa de reforma constitucional que no sea aprobada, no podrá presentarse de nuevo en un mismo periodo constitucional a la Asamblea Nacional”, alude, obviamente, a la reforma en su sentido genérico, ya sea ésta por vía de Enmienda o de Reforma propiamente dicha o por vía de una Constituyente. Incluso si algún leguleyo quisiera argumentar que esa prohibición sólo cuenta para la “Reforma” considerada en el Capítulo II, dejando fuera a las Enmiendas, tropezaría con el espíritu de la normativa general del Título IX, que abarca las tres vías para reformar la Carta Magna. Se cae de maduro que el constituyentista, al vetar la presentación por segunda vez de una Reforma derrotada, tenía en mente el mismo veto para ese otro modo de Reforma que es la Enmienda.
Carece de toda lógica que el constituyentista haya dejado abierta la posibilidad de que una misma enmienda derrotada pueda ser presentada, en un mismo periodo constitucional, tantas veces como quiera la voluntad de su patrocinante. De hecho, esta prohibición perseguía, entonces, blindar “la mejor Constitución del mundo” contra toda tentativa de enmienda o reformapor parte de la oposición.
Pero, ahora, la interpretación que ha dado Su Alteza Real constituye otra muestra de su temperamento tiránico y de su desprecio absoluto, típico de la personalidad narcisista, por toda norma o ley que no sea la que segrega su propia voluntad. De manera que lo que se está haciendo actualmente configura un verdadero fraude a la Constitución; el enésimo ultraje a ella por parte de su principal promotor, Hugo Chávez. Cómplice de este asalto es la Asamblea Nacional, que se ha prestado, como era seguro que lo haría, para esta mamarrachada “constitucional”. De modo que a esta burla a la decisión popular, expresada el 2D, no queda más camino que oponer una nueva derrota en la fecha que sea fijada para la celebración del referéndum. Ese día Su Majestad descubrirá, nuevamente, que este pueblo no come enmienda.

viernes, 19 de diciembre de 2008

QUE VERGUENZA DE ASAMBLEA

Como venezolano y como democrata no puedo menos que sentirme avergonzado por el triste espectáculo de la Asamblea Nacional el jueves pasado. Se ufanaban de una aplastante mayoria, suficiente para aprobar la propuesta de enmienda y montar, violando el Reglamento Interior y de Debates, y cualquier norma de manejo decente y serio de una institución como esa, el espantoso show que todos pudimos ver por TV; mas sin embargo, seguros como estaban de esa mayoría no fueron capaces de respetar a los adversarios a quienes insultaron, interrumpieron y luego agredieron al salir de la sesión.

A los periodistas les dificultaron su trabajo, practicamente los confinaron a determinadas areas y los sometieron a tortura con ruidos que escedian los decibeles tolerables. La protesta de un grupoo de fablistanas con guaramo en las venas no se hizo esperar, solo para que la Presidenta de la Asamblea transfigurada y exudando todos los odios y rencores que la asedian y que es incapaz de contener, se regodeara en el insulto, la amenaza y la ofensa contra quienes calificó de "periodistas opositores", como si esa inventada condición fuera suficiente razón para sus agravios.

La sesión fue una exposición de mal gusto, intolerancia y chabacanería rampante y, por si fuera poco, una demostración insuperable de "jalabolismo" al "lider" al que se calificaba, de isustituible, imprescindible, infalible y eterno, entre otras menudencias, llegandose a compararlo con grandes lideres universales.

Que pena, haciendo abstracción de lo inconstitucional y arbitrario de la iniciativa de reelección personalista, a la que ya le dijimos que NO hace un año, podría haber sido una opoortunidad magnifica para la tolerancia, para demostrarle al paíos que se es capaz de escuchar con respeto a quienes piensan distinto, que se tiene una idéa de que es lo que se quiere con el estado, mas allá de consolidar la dependencia de todos los poderes públicos de un solo hombre; pero NO, era pedirles demasiado aspirar a un debate de idéas y pareceres. ¿Como si no hay?

Rueda de la Historia: LA REELECCION DE TRUJILLO (1934) INICIO LA DICTADURA


Por Victoriano Felix Historiador / periodicoprimicias@gmail.com
domingo 7 de diciembre de 2008,

“Al aceptar definitivamente que mi nombre sea postulado para la Presidencia de la República, en el período 1934-1938, he querido dirigirme a todos los hombres a cuyo esfuerzo está confiado el éxito de la campaña… no hay peligro en seguirme… porque en ningún momento la investidura con que pueda favorecerme el resultado de los comicios de Mayo servirá para tiranizar la voluntad popular a la cual serviré lealmente en el porvenir”.
El "Generalísimo" Rafael Leonidas Trujillo Molina
En ese fragmento del discurso en el cual aceptaba repostularse a la reelección a Trujillo le traicionó el subconsciente al utilizar la frase "tiranizar", que fue precisamente a lo que sometió a la Sociedad Dominicana, a partir del gobierno de 1934.Ese segundo período se afianza radicalmente la dictadura. Se recrudecen las medidas de control a la ciudadanía y con ellas los aprestos represivos equivalente a la prisión, asesinatos y exilio.En el mismo 34 fueron apresados cerca de una veintena de jóvenes intelectuales, disidentes de los métodos trujillistas. Entre estos estaban, el Dr. Juan Isidro de Moya, Francisco Olivieri, José Dolores Alfonseca y el escritor Juan Emilio Bosch Gaviño. Fueron internados en la "Torre del Homenaje"(Fortaleza Ozama) y condenados a elevadas prisiones y multas, por "atentar contra la seguridad del Estado".Bosch, que para entonces contaba con 25 años ya había publicado su libro de cuentos "Camino Real" y trabajaba en "La Mañosa".Ya para el año 1941, Trujillo y su dictadura tenían total control de la República. Obtuvo amplia adhesión de significativos núcleos pensantes que prefirieron evitarse persecuciones que darían al traste con su libertad y/o sus vidas. La intolerancia de opinión crítica empezó a evidenciarse con el cierre del tradicional periódico "Listín Diario" que se había mantenido desde su fundación en 1889. Como periódico de importancia, pero editorialmente oficialista, quedó "La información", de Santiago. En 1942 el aparato propagandístico del régimen adquirió en los Estados Unidos los talleres del The New York Times y surgió "La Nación". En 1948 fue adquirido en forma parecida el diario "El Caribe", lo que vendría a conformar la vasta plataforma publicitaria trujillista, al estilo del nazismo alemán. Concomitante con esto, el dictador puso en marcha el clientelismo político en compra de voluntades, especialmente de entes que otrora pertenecieron al Partido de Horacio Vásquez y agregado a eso, la formación del partido único: el todopoderoso PARTIDO DOMINICANO, al que en forma obligatoria, pertenecían todos los ciudadanos, en edad de votar.Con tal plataforma ideológica y de poder mantuvo subyugada La Sociedad... hasta el momento de su ajusticiamiento el 30 de mayo de 1961. En el año 1962 el Prof. Juan Bosch, luego de retornar de un largo exilio en Cuba, sale triunfante en las primeras elecciones libres pos-Trujillo; y ya instalado como Presidente de la República una Constitución que le propicia a la República una Constitución auténticamente democrática, prohibiendo la Reelección de la presidencia.La eminencia del pensamiento de Bosch se situaba acertadamente con proyección futurista del acontecer político nacional, a sabiendas de que las reelecciones de Trujillo, fueron causantes de todos los males sufridos por los dominicanos

Sin propósito de enmienda

Opinión: Fernando Egaña

Todavía no se acaban de publicar los resultados definitivos de las elecciones del 23-N, y ya el señor Chávez ha metido al país en otra campaña de confrontación política sobre su obsesión personal: el continuismo en Miraflores. Queda demostrado, por enésima vez, que la sustancia del llamado "proyecto histórico bolivariano" cabe en 6 palabras: "¡Uh ah Chávez no se va!"... No le importa que ya el pueblo venezolano diera su veredicto al respecto, al desaprobar la reforma constitucional en el referendo del 2-D del 2007. Tampoco que la propia Constitución de 1999 establezca que una materia consultada y decidida negativamente por la vía referendaria no pueda volverse a plantear en el período constitucional correspondiente. Nada de eso tiene valor alguno para el mandatario rojillo, y ahora la excusa es impresentable: "no es que yo quiera sino que el pueblo me lo pide"... Eso mismo han dicho, con exactas palabras, buena parte de los gobernantes con aspiraciones perpetuas, tanto en la Venezuela pre-democrática, como en los países de medio mundo que han padecido el afán vitalicio de los gendarmes. En ese sentido recomiendo la lectura del más reciente libro de Ramón Guillermo Aveledo: "El dictador: anatomía de la tiranía", que analiza la trayectoria de los más conspicuos mandamases del siglo XX: Hitler, Mussolini, Fidel, Franco, Mao y el dominicano Trujillo. Un denominador común a todos es el afán del mando perpetuo... Ahora bien, al tratar de imponer sus deseos sobre el conjunto del país, de una manera mandona y forzada, el señor Chávez puede estar cometiendo uno de los errores más crasos de su larga estadía en el poder. Pero resulta que está apremiado por las circunstancias económicas, ya que el derrumbe de los precios petroleros nacionales --de 126 dólares a comienzos de julio a menos de 40 en los inicios de diciembre-- implica que el tiempo corre en contra de sus pretensiones de dominio. Y vaya que pretensiones, porque no satisfecho con llevar 10 años largos en la Silla del caserón de Misia Jacinta, siendo que además le quedan 4 más de acuerdo a la norma constitucional --tanto como el mandato completo del nuevo presidente de EEUU, Barack Obama; ahora exige que le permitan permanecer por una "ñapa" de por lo menos una década adicional a enero del 2013, fecha en que termina su actual sexenio presidencial. En otras palabras, un venezolanito que tenía 10 años cuando Chávez ganó las elecciones de 1998 --que estaría, entonces, en sexto grado de primaria--, cumpliría 25 años en el 2013, ojalá y convertido en un profesional hecho y derecho, y quizá con familia propia. Y si el señor Chávez obtuviera la reelección solicitada, a lo mejor llegaría a los 40 años o más --con nietos y todo--, y aún Chávez seguiría como jefe de Estado. Eso es absolutamente incompatible con el más mínimo sentido de la democracia. Por ello la lucha por derrotar a la enmienda continuista no es que sea contra el señor Chávez como tal, que al fin y al cabo tendrá por delante un cuatrienio para seguir mandando, sino una nueva batalla para defender los derechos democráticos de los venezolanos, siendo el gobierno alternativo o la alternancia de los gobernantes, uno de esos derechos fundamentales de cualquier ciudadano, sea o no partidario de la tolda oficialista. Un motivo extra debe impulsar la voluntad anti-reeleccionista: la única vía para contrarrestar el acoso descarado a los gobernadores y alcaldes no-oficialistas por parte del Estado bolivarista es, precisamente, la derrota de la enmienda. Porque si ésta pasara, y por tanto se fortaleciera aún más el poder presidencial, el acoso se redoblaría en estrangulación y la ingobernabilidad se haría irreversible. A esta enmienda hay que decirle "No", o mejor dicho, reiterárselo. De lo contrario la aspiración plural y multicolor de la nación quedaría virtualmente encerrada en una jaula roja-rojita. Venezuela tiene la palabra y el voto para hacer valer su decisión.

Los mandatos continuos mas largos

27 años seguidos. Ese es el tiempo que ha durado el gobierno del general Juan Vicente Gómez, el cual ha sido el más extenso en la historia de Venezuela. El dictador tachirense asumió las riendas del país en 1908, cuando derrocó a su compadre Cipriano Castro; y las dejó el 17 de diciembre de 1935, el día que murió. Durante sus casi tres décadas de gobierno la Presidencia de la República fue ocupada en varias ocasiones por otras personas (José Gil Fortoul, 1913-1914; Victorino Márquez Bustillos, 1914-1922; y Juan Bautista Pérez, 1929-1931). Sin embargo, Gómez, en su condición de comandante del Ejército, fue siempre el que tuvo la última palabra en todas las decisiones que se adoptaron durante los lapsos en los que supuestamente no ejerció la Jefatura del Estado. 14 años seguidos. Habrá pasado en el Palacio de Miraflores el presidente Hugo Chávez cuando termine su actual mandato en enero de 2013. El actual Jefe de Estado incluso superaría en tiempo a Rómulo Betancourt (1945-1948 y 1959-1964)), Carlos Andrés Pérez (1974-1979 y 1989-1993), Rafael Caldera (1969-1974 y 1994-1999), quienes ejercieron la Presidencia en varias ocasiones. 9 años seguidos. Estuvo Cipriano Castro al frente de la Jefatura del Estado (1899-1908).

PARTICIPACION CIUDADANA
Movimiento Cívico no partidista

En la historia dominicana
“LA REELECCIÓN HA SIDO ANTIDEMOCRÁTICA”
Comisión de Reformas Políticas

El reeleccionismo, el continuismo en el poder, ha sido en el país, como en la mayor parte de las naciones latinoamericanas, fuente de corrupción y avasallamiento del pluralismo político y de aniquilación de las prácticas democráticas.
Para mantenerse en el poder nuestros gobernantes han apelado a todas las prácticas que vulneran la libre competencia, abusando de los recursos del Estado, persiguiendo a los opositores y doblegándolos mediante la coacción o el soborno, sin descartar el encarcelamiento, el exilio y el asesinato.
Las peores dictaduras latinoamericanas, como la de Rafael Leonidas Trujillo Molina, se afianzaron en el poder mediante los métodos más sangrientos y antidemocráticos, pero guardaron las formalidades instituyendo la reelección y realizando periódicas mascaradas electorales.
La experiencia es diferente en las sociedades europeas y norteamericana, donde la democracia lleva muchas décadas firmemente asentada y las instituciones operan independientemente de quienes estén al frente del Estado. Allí la reelección consecutiva de ninguna forma pone en peligro la institucionalidad democrática.
En la República Dominicana la precariedad institucional y el infantilismo democrático pesan todavía como un legado histórico que debemos superar. El día en que el presidencialismo y el abuso del poder no estén por encima de la institucionalidad del Estado no será ningún peligro reabrir las puertas a la reelección consecutiva, que casi siempre ha comenzado por "sólo una" para luego consagrada por períodos indefinidos.
Reeleccionistas han sido en nuestra historia Pedro Santana, Buenaventura Báez, Cesáreo Guillermo, Ulises Heureaux, Horacio Vásquez, Rafael 1. Trujillo y Joaquín Balaguer, quienes han gobernado la nación en más de dos tercios de los 158 años de vida republicana, la mayor parte de ellos bajo el signo de la dictadura o la tiranía.
En cambio, los presidentes más democráticos, desde el padre Gregorio Billini y el arzobispo Fernando Arturo de Meriño, a Ulises Francisco Espaillat, Juan Bosch, Antonio Guzmán, Salvador Jorge Blanco y Leonel Fernández, fueron los que no se reeligieron. Casi todos militaron en el anticontinuismo como forma de superar la opresión política.
Antirreeleccionistas fueron los Trinitarios, que en 1844 consagraron la no reelección consecutiva en nuestra primera Constitución, aunque de inmediato un cerco militar a la Asamblea Constituyente, ordenado por quien ejercía el poder (el general Pedro Santana) obligó a hacer una excepción otorgándole al mismo dos períodos consecutivos. '
Enemigos jurados de la reelección y el continuismo han sido los más preclaros pensadores y conductores políticos de nuestra historia, desde Juan Pablo Duarte y Gregorio Luperón, hasta Juan Bosch y José Francisco Peña Gómez.
Por lo menos 35 reformas a la Constitución de la República se registran en nuestra historia, en una ocasión hasta tres en el mismo año, y casi todas tuvieron que ver con los empeños continuistas de nuestros gobernantes o con los anhelos de los luchadores democráticos por eliminar esa fuente de tiranía y opresión tras liquidar una dictadura.
Dijeron que no, pero se reeligieron
Resulta relevante que los mayores reeleccionistas de nuestra historia dijeron profesar el anticontinuismo antes de llegar al poder, pero cambiaron de criterio poco después de afianzarse en el mismo. .
Ulises Heureaux era un militante del credo democrático, pero a partir de su segundo período y tras ser convencido de que siguiera en el poder, renegó de los principios y terminó convertido en tirano hasta su ajusticiamiento en 1899.
Horacio Vásquez se juramentó en 1924 comprometido con el principio de la no reelección incorporada a la Constitución por reforma del mismo año, atendiendo a un amplio acuerdo político nacional. Cuando sus fanáticos promovieron la prolongación y luego la reforma para restaurar la reelección llegó a proclamar que "no permaneceré en la Presidencia de la República más de los cuatro años consignados en la reforma y resignaré el Poder ante la Asamblea Nacional".
Tras la ignominiosa prolongación de su período de gobierno hasta 1930, y cuando se aprestaba a consumar la reelección, Horacio Vásquez fue depuesto por un "movimiento cívico" que denunciaba el continuismo, apoyado por el jefe de la Guardia Nacional,
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Rafael Leonidas Trujillo, abriendo las puertas a la más prolongada tiranía de nuestra historia.
Al aceptar su nominación a la presidencia de la República, Trujillo hacía profesión democrática y anticontinuista y proclamaba: "no hay peligro en seguirme, porque en ningún momento la investidura con que pueda favorecerme el resultado de los comicios de mayo servirá para tiranizar la voluntad popular a la cual sirvo en estos momentos y a la que serviré lealmente en el porvenir".
Ello no fue obstáculo para que tan pronto se juramentara como presidente procediera a eliminar toda disensión y se reeligiera él mismo en 1934,1942 Y 1947, Y para que impusiera presidentes títeres en otras tres ocasiones, siempre con farsas electorales, hasta caer ajusticiado en 1961.
Tras juramentarse en 1966, el Dr. Joaquín Balaguer afirmó: "El mandatario que en estos momentos está obligado a cumplir y hacer cumplir la Constitución de 1966, no aspira a ser reelegido, y la única gloria que apetece es la de ser uno de los pocos dominicanos que saben anteponer la conveniencia de la nación y su porvenir democrático a sus propias apetencias y a sus propias ambiciones".
Esa y muchas otras proclamas similares no le impidieron reelegirse sucesivamente en comicios siempre cuestionados, algunos de ellos sin oposición, en 1970 y 1974 Y luego en 1990 y 1994, manteniendo subyugadas las instituciones democráticas y con la nación al borde del enfrentamiento.
Absolutismo presidencial y abuso del poder
El presidencialismo que ha regido la nación desde su fundación ha facilitado el abuso del poder y de los recursos del Estado en los empeños continuistas, prostituyendo la acción legislativa y de la justicia, comprando opositores de todos los niveles y pasando a la persecución, cuando no han podido ser doblegados.
Están demasiado frescos en la memoria colectiva los procesos electorales viciados por la ambición continuista hasta 1994, cuando para superar una crisis política de grandes proporciones hubo de ser pactada una reforma constitucional, que prohibió la reelección, separó las elecciones presidenciales de las congresionales y municipales, estableció la mayoría absoluta para la elección del presidente, e instituyó los colegios electorales "cerrados" y el Consejo Nacional de la Magistratura para elegir la Suprema Corte de Justicia.
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Los procesos electorales con reelección se caracterizaron en nuestra historia por el derroche de los recursos estatales para ganar simpatías y comprar votos y partidarios, subordinando la inversión pública al interés continuista, politizando a las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional e instrumentando la justicia como mecanismo de persecución de los disidentes.
Todavía no hay garantías de que decenas de miles de activistas y de cuadros altos y medios no puedan ser pagados con fondos del presupuesto nacional para promover el continuismo, y de que grandes partidas del presupuesto nacional no sean desviadas a la acción partidaria. Hasta el magnífico negocio que siempre ha sido la Lotería Naci6nal fue quebrado, como muchas otras empresas del Estado, en las campañas reeleccionistas.
La prueba de que todavía no existen esas garantías es que en el proceso por restablecer la reelección presidencial, legisladores del mismo partido en el poder han denunciado la concesión de privilegios y contratas como forma de comprar conciencias, así como numerosos mecanismos de presión. A pesar de que el Presidente de la República ha insistido en rechazar el proyecto continuista.
Sentimiento nacional y compromiso programático
El rechazo de la reelección presidencial inmediata es un sentimiento nacional bien profundo, enraizado en nuestra experiencia histórica, que se ha ratificado en las encuestas sobre cultura política y en las de estados de opinión.
Pero es también un compromiso del partido en el poder, del cual proceden ahora los mayores esfuerzos por revivir el continuismo, aunque desde su fundación ha consagrado la no reelección en sus estatutos y en sus programas de gobierno. Es justo consignar que muchos de sus legisladores y dirigentes, desde el Presidente y la Vicepresidenta de la nación, se han opuesto al empeño por reabrir las puertas al reeleccionismo.
Algunos de los que ahora desde el poder pretenden la reelección fueron compromisario s de los postulados de la Constitución de 1963, que la prohibió absolutamente, y de las reformas de 1994, que la vetan en períodos consecutivos.
Contradicen abiertamente los criterios del líder de ese partido, probablemente el más explícito teórico del antireeleccionismo en nuestra historia, el doctor José Francisco Peña Gómez, quien hasta su muerte en 1998 sustentaba que "el compromiso contraído por el Partido Revolucionario y sus dirigentes con la no reelección es insoslayable. Esos
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acuerdos están vigentes, son parte de la historia y de la mística del PRD, son parte de su orgullo, de su gloria, de su luto y de su sangre, de sus muertos y de sus vivos".
Desde su tesis doctoral, publicada en parte recientemente por sus partidarios, Peña Gómez argumentó a fondo contra la reelección y el continuismo, llegando a sustentar que "es la marca que han dejado impresa en el derecho constitucional el despotismo y la opresión. Por eso ningún gobierno que lo ha hecho consignar en una constitución ha sido plenamente democrático."
El líder perredeísta añadía que "el estudio de las reelecciones revela la existencia de leyes históricas inmutables que nadie ha podido hasta ahora desafiar exitosamente en nuestro país. En efecto, todos los presidentes que han concurrido a las elecciones desde el poder han ganado las mismas indefectiblemente y tras cada victoria de los reeleccionistas la opresión ha sido mayor".
No caben comparaciones con Estados Unidos
Los reeleccionistas de nuevo cuño han querido sustentar su empeño en la experiencia de los Estados Unidos, donde se permite una reelección consecutiva, o en las democracias parlamentarias de Europa, donde el continuismo no tiene más límites que los que puedan establecer los electores
Pero esas comparaciones no tienen fundamento real y lucen hasta burlescas, a la luz de nuestra experiencia histórica, incluso la reciente, y de la debilidad de nuestras instituciones democráticas.
Las reformas constitucionales de 1994 apenas han dado sus primeros frutos en las tres últimas elecciones nacionales, incluyendo las presidenciales de 1996 y 2000. Por primera vez en la historia dominicana tenemos tres comicios consecutivos sin que se haya producido la impugnación de los resultados ni siquiera en una sola mesa de votaciones.
Es obvio que la nación ha avanzado en estos últimos seis años en la institucionalidad democrática, pero todavía no lo suficiente para garantizar que no se repetirá el abuso del poder en el esfuerzo reeleccionista. El presidencialismo sigue siendo excesivamente fuerte, al amparo del artículo 55 de la Constitución.
Faltan todavía muchas otras reformas para disminuir el presidencialismo, para que
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la Contraloría General de la República, la Cámara de Cuentas, y el ministerio público sean independientes del Poder Ejecutivo y cumplan eficientemente sus funciones, y para que la justicia cumpla a cabalidad y diligentemente su responsabilidad de sancionar todo género de malversación de los recursos públicos.
Tampoco hemos alcanzado la madurez institucional para que el Congreso Nacional, más allá de las lealtades a partidos y gobernantes, cumpla su misión de vigilancia y control de los desbordamientos del Poder Ejecutivo.
Cuando se concreten todas esas reformas no causará incertidumbre ni aprensiones el restablecimiento de la reelección presidencial en períodos continuos. Seguramente que entonces tampoco se dividirán enconadamente los partidos, los legisladores y las instituciones sociales en las discusiones del tema. Ni tendrá un rechazo tan generalizado de la opinión pública nacional.
Trabajemos todos intensamente por precipitar esos cambios y perfeccionar la convivencia democrática. Entonces Participación Ciudadana carecerá de argumento para solicitar que se mantenga siquiera por una o dos décadas la prohibición de la reelección presidencial inmediata.
Comisión de Reformas Políticas
Febrero de 2002.
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Ricardo Lagos no está de acuerdo con reelegirse
EL TIEMPO de Colombia-

Ricardo Lagos, ex presidente de Chile, aseguró que la concertación debería ser la protagonista de su país en las próximas elecciones.
Señaló a EL TIEMPO que los presidentes de su país que fueron reelegidos -Arturo Alessandri y Carlos Ibañez- pasaron a la historia por sus primeros mandatos.
El líder de una corriente moderada en su país y considerado el autor del llamado 'milagro chileno', llegó ayer a Colombia para participar en el foro de Expogestión.
Lagos elogió al presidente colombiano, Álvaro Uribe, a quien visitó ayer tarde. El ex mandatario expresó que aunque muchos ven a Uribe como un presidente de derecha, se sorprende cuando lo ve ejecutar tantas políticas sociales, propias de corrientes ideológicas como la suya.Lagos visitó ayer las instalaciones de EL TIEMPO y aceptó preguntas de los reporteros en la sala de redacción.Las últimas encuestas dicen que Piñera va a ganar en Chile las elecciones presidenciales. ¿Se acabó la concertación? ¿Pierde ésta las próximas elecciones?Creo que hace diez años, 5 años atrás, cuando la presidenta Bachelet fue elegida, a esta altura también las encuestas eran bien favorables al candidato de la oposición. De manera que creo que hace falta bastante para eso. En todo caso hay que ver que es una coalición de 20 años que ha sido perfectamente exitosa desde el punto de vista que se ha mantenido. No obstante va a haber elecciones municipales en octubre y pienso que la concertación debería ser la primera protagonista.¿Qué le hace pensar eso cuando en las encuestas, aunque sea solamente por un punto, es mayor el porcentaje de población que desaprueba la gestión de la presidenta Bachelet, al que la aprueba?Yo estuve cerca también de aquello, 60-65 por ciento, de manera que esas son situaciones, fenómenos del cuadro económico un poco más complejos... Se cortó la luz pero afortunadamente en todo el barrio... Hay un aumento de la tasa de desempleo, un problema inflacionario al cual no estábamos acostumbrados, el dólar ha bajado demasiado y, en consecuencia, las exportaciones se hicieron más difíciles, lo que obligó al Banco Central a intervenir.Mucha gente se pregunta si se acabó el milagro chileno. ¿Va Chile para una inflación de dos dígitos?Somos un país que tiene que importar prácticamente todo el petróleo. Lo que tenemos es una inflación importada. No es una inflación de Chile. Eso hace que mucha gente se pregunte si subir las tasas de interés es el camino más razonable. ¿Volverá a ser candidato presidencial?Pienso que Chile es un país bastante presidencialista, tiene la percepción de que alguien puede resolver las cosas, pero la opinión pública sabe que yo no estoy participando en esa carrera por nombrar el candidato en la Coalición. Ahora hay un poco más de inquietud sobre eso en Chile porque como presidente de la Concertación que fui, mi obligación es participar apoyando a los candidatos a los comicios municipales, pero tengo una actividad internacional bastante intensa. No obstante que me habían renovado el mandato hasta diciembre el 2009 soy enviado especial para el tema del cambio climático no produzco el efecto deseado. ¿Pero sí le gustaría?En el siglo XX dos presidentes fueron reelectos Arturo Alessandri y Carlos Ibañez y ambos están en los libros de historia por lo que hicieron en la primera presidencia no en la segunda.

http://eltiempo.com
Ezequiel Zamora pugnaba por la alternancia en el poder y la no reelección
Simón Alberto Consalvi, editor adjunto de El Nacional, escribe sobre los problemas que han acarreado la propuesta de presidencia vitalicia a lo largo de la historia venezolana
07 de diciembre 2008 10:26 am - Simón Alberto Consalvi

Ezequiel Zamora y los guerrilleros de la Revolución Federal que incendiaron el mapa venezolano durante cinco años, voceaban dos grandes consignas, "Principio alternativo. No reelección" y "Federación o muerte, no centralismo". Ninguno de los presidentes que habían precedido aquellos tempestuosos tiempos ("el cielo encapotado anuncia tempestad") se había resignado a retirarse del poder luego de ejercerlo, dos o tres veces. "Principio alternativo" no era sino un grito contra la reelección presidencial, considerada como un factor de retraso y perturbación.
En el siglo XXI, tedioso y decadente, la consigna decimonónica retorna a la escena política: "Gobierno alternativo". La presidencia vitalicia ha sido la obsesión del Presidente de la República desde el día que hizo su "juramento". Con tales propósitos intentó el golpe de Estado el 4 de febrero de 1992, lamentablemente frustrado porque de haber triunfado ya pertenecería a la historia, y estaríamos disfrutando de la paz que nos ha negado desde hace ya cerca de veinte años.
Tiene diez en el poder, le faltan cuatro, puesto que la Constitución dispone la toma de posesión del sucesor el 10 de enero de 2013. Para entonces, el jefe de la revolución bolivariana sumará catorce años en la Presidencia. Ahora, rescata la consigna "Uh, ah, Chávez no se va", aunque la reelección fue negada en el referéndum de 2007.
El 15 de agosto de aquel año presentó su proyecto de reforma. Dentro del bosque barroco de propuestas presentó la que lo desvela, y lo hizo como quien no rompe un plato. El documento tenía por título "Anteproyecto para la primera reforma constitucional / Propuesta del presidente Hugo Chávez". No se habla de reelección, sino de "continuidad de elección". Gran refinamiento lexicográfico para eludir la impopular palabra "reelección". Ni don Andrés Bello habría sido más metafórico. Un cuidadoso uso impropio de las palabras, para uso de electores lerdos.
Ninguno de los dictadores del siglo XIX postuló la presidencia vitalicia. Tampoco Cipriano Castro, en el XX, ni, ¡válgame Dios!, Juan Vicente Gómez. Don Cipriano se hizo reelegir, pero no le sirvió de mucho; hizo extender el periodo de tal modo que le tocara presidir el primer centenario de la Independencia. Jurungó tanto el azar, desafió a los dioses, que enfermó, viajó a Europa el 24 de noviembre de 1908, y el compadre Juan Vicente le dio el golpe de gracia el 19 de diciembre.
Ahora nos toca registrar el centenario del golpe de Gómez con otro golpe a la Constitución. Gómez tuvo 17 constituciones. No se sentía eterno y como venían las cosas, las iba toreando. Quizás por eso murió en la cama. Su astucia es irrepetible. La historia, en suma, está llena de lecciones, baste como ejemplo el del Ilustre Americano. Nadie más dueño del país que el general Guzmán Blanco. Y, sin embargo, comprendió que le gente merecía un descanso de tiempo en tiempo. La asfixia es impredecible.
De nada sirvió el referéndum constitucional del 2 de diciembre 2007. El veredicto popular quedó reducido al juego de ruleta: probar hasta que salga el número. Pienso discretamente que tampoco servirá de nada la vuelta de la fortuna, en el supuesto (negado) de que tenga éxito. Para el jefe de la revolución basta el grito de "Uh, ah, Chávez no se va" para que se movilicen sus escuadrones a costa de nuestra paz.
Sin embargo, el dilema no está en las firmas, sino en el hastío popular, en la fatiga, en la repulsa que el país siente por un discurso agresivo y monótono que da vueltas en sí mismo, aturde y nos reduce a rehenes que no podemos ni siquiera disfrutar de las fiestas de Navidad.
Pero hay algo más en el evidente nerviosismo de someter la enmienda reeleccionista "antes de 60 días". En "febrerillo loco" comenzará la estación de las malas noticias. Se acabaron las vacas gordas que permitían prometer villas y castillos. Con el barril del petróleo a menos de 40 dólares, el "socialismo del siglo XXI" será una pesadilla.
"Yo ya me autopostulo para las elecciones del 2012", dijo, ufano, el jefe bolivariano esta semana. Me pareció oír a don Cipriano. De modo que, a apagar radios y televisores, porque tendremos 4 años de campaña. Mucha agua correrá bajos los puentes, menos por el segundo sobre el lago, porque ese no se construirá. Estamos a un siglo del golpe de Gómez, y a 4 décadas de unas elecciones (entre Barrios y Caldera) que se decidieron por 30.000 votos, como recuerda desde Ciudad Guayana el doctor Luis Enrique Díaz, fiel lector. En la era democrática no había hombres "providenciales". La alternabilidad republicana fue una de sus grandes conquistas, pero falló en no prohibir de modo absoluto la nefasta reelección, vicio del cual nadie salió bien en los 200 años de historia a que nos acercamos.
Repitamos con Ezequiel Zamora, el traicionado: "Principio alternativo". "No reelección".
Luis Vicente León //
¿Por siempre jamás?

Chávez sabe perfectamente que su propuesta no es atractiva
El Presidente arranca su campaña por la enmienda con un bajo nivel de apoyo a la misma. Mientras su popularidad personal se ubica en 57 por ciento, sólo el 25,5% de los consultados están de acuerdo con la reelección indefinida, mientras que 56% la rechaza abiertamente (el resto se muestra indiferente o no responde). Esto indica que Chávez va a esta "batalla" en negativo, aunque no significa que no tenga los instrumentos para lograr la hazaña. Está apostando a una elección de alto riesgo en la que parece jugarse todo o nada. Es como un paciente a quien el médico le recomendó una operación muy peligrosa, que de no ejecutarse tendría un desenlace terrible. No parece tener alternativas para mantenerse en el poder... y de eso se trata. Su mejor escenario habría sido convocar la enmienda el mismo día de las regionales, si hubiera tenido un triunfo contundente en términos numéricos y simbólicos, pero no fue así. A pesar de su evidente control numérico, los adversarios lograron avanzar en espacios clave, que le movieron el piso a chavistas y opositores. Creo que Chávez no estaba preparado para ese revés y su reacción inmediata fue tímida, como dándose tiempo para diseñar la respuesta adecuada. El problema era que mientras evaluaba y trataba de explicar su triunfo haciendo maromas porcentuales, se materializaba la simbología opositora, esa que había crecido a pesar de las inhabilitaciones y las amenazas presidenciales. Sus adversarios estaban celebrando y los chavistas no entendían bien cómo era eso de que habían ganado si Aristóbulo, Diosdado, Jesse y Mario Silva habían quedado por fuera como la guayabera. Este era un escenario turbio que Chávez debía romper y vaya que lo hizo. Es así como decide iniciar la batalla por la enmienda, aun con los peligros que esto supone para él. Necesitaba terminar el debate sobre quién ganó las regionales. Acabar el cotilleo que involucra a la oposición. Radicalizándose y convocando a una enmienda devuelve las cosas a su lugar: en Venezuela sólo se debe hablar de Chávez, mal o bien, pero de él. La convocatoria le resuelve además varios problemas. Le da un objetivo concreto a su partido, alinea la acción de su gente, lo muestra valiente y fortalecido y apura el paso para evitar que el desarrollo de una potencial crisis económica se lleve por los cachos sus expectativas de gobernar ¿por siempre jamás? Pero Chávez sabe perfectamente que su propuesta no es atractiva. Está tratando de vender un caramelo sueco: ácido y salado. Por eso debe usar una estrategia de mercadeo político mucho más agresiva que la convencional. El espíritu de su propuesta electoral parece claro: o me dejas gobernar o te vas por el barranco. Si votas en mi contra habrá guerra. Si quieres que se mantenga la estabilidad más te vale que votes por la enmienda, te guste o no. Este es el chantaje político en el que se sostendrá su estrategia, sólo que esta vez tendrá que ir más lejos que la amenaza. Para crear esta bóveda de miedo presentará un muestrario de la anarquía potencial que significa el país sin él. Los recién elegidos gobernadores y alcaldes opositores le caen de perlas. Vivirán en carne propia el primitivismo de esta oferta electoral. Las denuncias de una diputada chavista contra Capriles Radonski, antes de que éste se hubiera instalado en su oficina, las estrategias para impedir las juramentaciones de Ledezma y Pérez Vivas, el arrebato de atribuciones y recursos de las gobernaciones y alcaldías que no controlan y las amenazas de otra diputada de "hacerle la vida cuadritos" a los recién elegidos, es sólo el principio de lo que veremos en breve. Chávez o la anarquía, ese es el dilema que deberá enfrentar la población. Falta ver si se lo compran por miedo o finalmente lo castigan. Pero eso sólo nos lo dirá el futuro.
lvleon@cantv.net
Hinterlaces lo constató desde el 2007
VENEZOLANOS NO QUIEREN LA REELECCION

Solo el 19 % de la población apoyaría una reforma constitucional que permita al presidente presentarse a la reelección de manera continua, un proyecto que aun no tiene forma oficial.

De acuerdo al estudio realizado por la encuestadora 'Hiterlaces', el 63 por ciento de los venezolanos no aprobaría que el presidente Hugo Chávez pueda presentarse a la reelección, hasta que pierda una elección o decida no postular su candidatura. La encuesta también concluye que la mayoría de los venezolanos no apoyaría una reforma constitucional que permitiese a Hugo Chávez presentar su candidatura a la presidencia de manera consecutiva, como ha surgido de un polémico proyecto del gobierno. La empresa 'Hiterlaces' es considerada por el gobierno de Chávez como un “instrumento de la oposición”. El proyecto de reforma constitucional que trascendió, se limita por ahora a borradores de trabajo y a ideas expresadas por funcionarios, entre ellas la de la reelección continuada, pero que aun no ha sido recogida en un texto con carácter oficial. Chávez ha reconocido que presentará una propuesta de reforma constitucional a la Asamblea Nacional para que se le permita ser presidente “las veces que el pueblo quiera, porque es el pueblo con su voto el que tiene la última palabra”. De acuerdo con los datos facilitados por Hiterlaces, solo el 19 por ciento de los venezolanos estaría de acuerdo con la fórmula que permitiría la reelección consecutiva. La reforma constitucional que está en estudio solo será una realidad si la aprueba el Parlamento y posteriormente es refrendada por los venezolanos en las urnas. La presidenta de la Asamblea Nacional, Cilia Flores, aclaró el pasado jueves que lo que se propone en el borrador de la propuesta no es la elección indefinida, porque el presunto carácter indefinido cesará en el momento en que Chávez pierda una elección o no presente su candidatura. Portavoces oficiales han pedido a la oposición y a organismos como la iglesia que antes de hacer conjeturas sobre la reforma constitucional en base a papeles de trabajo esperen a conocer el texto definitivo que será presentado a la Asamblea Nacional.
"Ni Chávez ni nadie más es irremplazable para Venezuela"
Carlos Malamud, miembro del Instituto Elcano de España, critica la enmienda

Como un "sin sentido que vulnera toda la legislación que él mismo ha impulsado". Así calificó el catedrático español de Geografía e Historia de América, Carlos Malamud, la propuesta presidencial de enmendar la Constitución para establecer la reelección indefinida del Jefe del Estado. En entrevista con El Universal el miembro del Real Instituto Elcano, instancia que investiga aquellas áreas que son de interés para España, rechazó la razón esgrimida por el primer mandatario para justificar la proposición, según la cual sin él el proceso revolucionario se perdería. "El intento de personalizar la revolución entorno a su figura (la de Hugo Chávez) es un absurdo. El argumento de que sin él no hay revolución es el colmo del paroxismo, del caudillismo. Ni Chávez ni nadie es irremplazable para Venezuela (...) Los venezolanos deben comprender lo que significa legar a una persona la posibilidad de ejercer, prácticamente sin control de ningún tipo, el Poder Ejecutivo y, por tanto, el poder sobre sus vidas y haciendas. Los venezolanos deben convencerse de que la elección del cambio es la adecuada", afirmó. También refutó la excusa oficial de que "se necesita más tiempo" para consolidar las iniciativas gubernamentales. "El problema no es si Chávez tiene los años suficientes o no para acabar con la pobreza o para construir carreteras, pues si no tiene tiempo ya vendrán otros a terminar esa tarea. Lo importante en este asunto es asumir que siempre deben venir otros mandatarios", enfatizó. Sin cambio hay colapso Malamud aseveró que la reelección indefinida podría tener repercusiones a mediano y largo plazo sobre la vida de los venezolanos, pues "cuando no hay cambio en las élites políticas, las cosas tienden a eternizarse. Se repiten los errores, pues no hay manera de corregirlos. En la medida en que los mecanismos de control dejan de funcionar, ya que están al servicio del líder, la corrupción se expande y extiende". Tras augurar que la eventual aprobación de la modificación del artículo 230 constitucional llevará a Venezuela "a un desastre irreversible", el catedrático señaló que no hay país donde esta propuesta no haya acarreado una tiranía. "Ejemplos en América Latina hay muchos, comenzando por Juan Vicente Gómez. Gómez era elegido una y otra vez. También está Porfirio Díaz en México, quien participaba en elecciones porque sabía que no las iba a perder porque controlaba todas las instituciones. Más recientemente tenemos a Alfredo Strossner en Paraguay; y si uno quiere decir que en Cuba se vota, pues otro ejemplo de reelección indefinida es Cuba y así les ha ido a los cubanos", precisó. Asimismo alertó que el cerrarle el paso a las nuevas generaciones y a otras tendencias abre las puertas a salidas de fuerza. La ley es para todos Las prisas del primer mandatario por enmendar la Constitución responde, a su juicio de Malamud, a la posible crisis económica que se podría desencadenar en 2009, debido a la caída de los precios del petróleo. Por último, indicó que las constantes modificaciones legales para favorecer a quien ejerce el poder no contribuyen a fortalecer el sistema democrático, sino que por el contrario lo debilitan.

Juan Francisco AlonsoEL UNIVERSAL
Los Comisarios y los policías presos
4 AÑOS DE ENSAÑAMIENTO Y VENGANZA
* Sin pruebas, sin sentencia, sin derechos, discriminados a más no poder y victimas de un sistema de justicia manipulado por la venganza y el ensañamiento político, pasarán otra navidad encerrados en celdas de 2 por dos metros en la Disip.

* Físicamente son ellos los secuestrados y sus familias las que sufren la pena de tal situación; pero, también, de alguna manera, así sea simbólica, con ellos se ha puesto presa la democracia, sus valores humanos y los principios que la sustentan.

PEDRO CASTILLO *
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Yo, como muchos mas, estaba allí aquel 11 de abril. Cuando comenzó la marcha de aquella riada humana hacia Miraflores no todos estuvimos conformes con la derivación que, incitada o no, tuvo la concentración. La inmensa mayoría de quienes asistíamos a ella lo hacíamos con afanes pacíficos y democráticos. Muchos de los que allí estábamos pensamos que aquello era una locura y que no tendía un buen final. Intuíamos que la violencia se apoderaría de las calles, aunque nunca supimos cuanto, hasta que nuestra sorprendida mirada fue testigo de la ferocidad del ataque a la masa desarmada. Entre todos, desde la tarima, durante el recorrido de la gigantesca marcha, en medio de aquellos terribles sucesos, destacaban los esfuerzos desesperados de Iván Simonovis por persuadir a la gente que el riesgo de ir a Miraflores era demasiado y que los que ya estaban apostados allí no lo habían echo para recibirnos con flores.
Yo vi a Henry Vivas, a Lázaro Forero y a muchísimos oficiales y agentes de la Policía Metropolitana luchar a brazo partido, por convencer primero, y luego para evitar que los ímpetus de aquella avalancha enardecida la llevara inocentemente al matadero. Recuerdo que los argumentos eran sencillos y claros “no se puede garantizar la seguridad de la gente que marcha porque hay muchos sujetos armados en el centro de Caracas y en las inmediaciones de Miraflores”.

Cuando llegamos al centro la labor policial se hizo más titánica y comprometida. Comenzaron los disparos, los heridos, los muertos. Nadie sabía de donde venían las balas. Les disparaban a los machistas, le disparaban a los transeúntes, le disparaban a la policía. No solo eran civiles, también habían uniformados de verde, con armas largas y pistolas de alta potencia. Las cámaras de televisión y las graficas de los foto reporteros lo han dejado registrado para la historia.

En medio de tan difícil circunstancia vimos unos comisarios y unos policías exponiendo su integridad física para detener el avance de quienes, inocente y alegremente avanzaban hacia la masacre. Su labor no fue infructuosa. De no ser por ellos muchos más habrían muerto. Esa es la pequeña gran historia que todo el mundo conoce de la actuación de los Comisarios el día 11 de Abril de 2002.

Pero, por “virtud” de una grotesca manipulación de la justicia, convertida en verdugo de una operación de venganza y escarmiento que persigue que jamás ningún otro funcionario se interponga entre la violencia del régimen y sus victimas, aquellos venezolanos pasarán por estos días su cuarta navidad ente rejas, confinados a una celda de 2X2 metros, acusados de ser los autores de lo que, con mucho esfuerzo trataron de evitar a toda costa. No ha importado el derecho legal que los asiste de ser juzgados en libertad. No ha importado que no haya ningún tipo de prueba, más allá de presunciones acomodaticias. No se ha respetado ninguna norma o procedimiento. No se ha tomado en cuenta ningún lapso. Se les ha sometido a las mas atroces humillaciones, trasladándolos esposados a los tribunales en centenares de ocasiones, solo para que se suspendan, reiteradamente, las audiencias o para que los jueces les nieguen el derecho a presentar pruebas o testigos. Se ha sometido a sus familias a un verdadero via-crucis judicial y al tormento inexcusable de ver a sus esposos, hijos, padres o hermanos, presos, sin formula real de juicio; es decir secuestrados con apariencia de juzgados.

El colmo de los colmos en esta materia, ha sido lo de la amnistía “otorgada” por el presidente para los “involucrados” en los casos del 11-A. Fenomenal burla a la doctrina, a la lógica jurídica y a la buena fe ciudadana, mediante la cual sólo los llamados pistoleros de Llaguno fueron sobreseídos, mientras los comisarios, los policías y otros acusados “no aparecieron en la lista” y permanecen en las cárceles, en su condición de presos políticos del primer magistrado nacional.

El país entero tiene como deuda la obligación de ser más proactivo y solidario con estos venezolanos, presos por no someterse al mandato de ser cómplices de una masacre contra inocentes compatriotas que igual derecho a la vida y a la protección tenían, independientemente de la posición política de cada uno de ellos.

A Bonny Pertiñez, esposa de Iván Simonovis, a Yajaira Forero, esposa de Lázaro Forero, a las hijas y demás familiares de Henry Vivas, y a sus familias enteras, así como a las esposas y demás familiares de los otros funcionarios presos por el régimen, nuestro mas profundo respeto y solidaridad por el sacrificio que les ha tocado hacer junto con ellos, enfrentando en batalla desigual la arbitrariedad, la venganza, el ensañamiento y la mentira política.

Los que me conocen saben que una mala jugada de mi salud me ha colocado en la posición de estar, por algún tiempo, bastante imposibilitado de participar en acciones concretas que signifiquen poner ese imprescindible granito de arena que a todos nos toca, para luchar por la libertad de estos venezolanos. Gracias a Dios, ya estamos en mejores condiciones y, a partir de ahora, nos sumaremos a cuanta actividad se requiera, y nos auto designamos para organizar las que en Vargas hemos de realizar. A todos los que me leen con interés les hago extensivo el llamado a la lucha. No permitamos que un grupo de venezolanos integrales permanezcan presos de manera indefinida, violándose todos sus derechos humanos y legales, sin hacer nada. Ni siquiera es sólo por ellos, porque hoy, ellos no son sólo ellos, sino que representan a toda la Venezuela democrática que pugna por no dejarse pisotear por la bota de un régimen autoritario, abusivo, corrupto e incapaz y que se afinca para procurarse la permanencia en el poder en el uso de las mas bajas armas de la política: el terrorismo de estado, la violencia, la manipulación de la justicia, la persecución política y la venganza, entre otras. Físicamente son ellos los secuestrados y sus familias las que sufren la pena de tal situación; pero, también, de alguna manera, así sea simbólica, con ellos se ha puesto presa la democracia, sus valores humanos y los principios que la sustentan.

* Ex Diputado por el Estado Vargas
Director del nuevo Semanario “ENCUENTRO”
DIRIGENTES OPOSITORES Y EL RETO DE LOS NUEVOS GOBERNANTES:

El reto de los gobernantes de la oposición es hacer buenos gobiernos
Los nuevos gobernantes elegidos por el pueblo el 23 N, que no pertenecen al PUV y numerosos dirigentes políticos y sociales del país, así como la ciudadanía, en general, han rechazado la arbitrariedad y falta de vocación democrática que se expresa en las acciones del Ejecutivo Nacional que, una vez perdidas la elecciones en esas entidades regionales y locales, está despojando a Alcaldías y Gobernaciones -ganadas legítimamente por opositores- de bienes, recursos económicos, competencias y atribuciones..
Las organizaciones políticas democráticas también han manifestado su repudio a lo que califican como el desconocimiento de la voluntad popular por parte del Presidente Chávez.
Acusan a Chávez de arremeter, de manera desmedida, contra líderes opositores y medios de comunicación, y de estar detrás de los intentos de impedir –por la fuerza- la toma de posesión efectiva de diversos mandatarios electos, mientras se ocupa de lanzar su campaña por la enmienda constitucional en favor de la reelección, cuando todavía no han transcurrido un mes desde el 23N.
La oposición democrática venezolana esta consciente de que se le presentan nuevos retos y que uno de de los mas importantes es demostrar, en aquellas gobernaciones y alcaldías en las que triunfaron, que pueden llevar a cabo una gestión exitosa, pese a que cada vez tienen menos recursos y atribuciones y al saboteo permanente del gobierno nacional.
El otro gran reto es enfrentar la pretendida enmienda constitucional por la reelección indefinida del presidente Chávez, quien realiza una insistente campaña, con recursos del estado venezolano, solicitando que sea votada por los ciudadanos durante el primer trimestre de 2009.

ACCION DEMOCRATICA: Para Henry Ramos, ante la realidad de un país donde las instituciones se encuentran secuestradas, la única opción es “dar la pelea cívica a sabiendas que toda la institucionalidad está en contra”. Plantea, además, “recurrir al activismo político y mantener al país debidamente informado”.

UN NUEVO TIEMPO: Omar Barboza sostiene que el cerco que está rodeando a los líderes opositores es una conducta “antidemocrática y de desesperación” por los resultados del 23N. “Un mal ejemplo del Gobierno Nacional, quien desconoce la voluntad popular”. Pide al Ejecutivo que reconozca “de verdad, con hechos, no solamente de palabra (…) las consecuencias del ejercicio del voto”, cuya violación es muy grave para la vigencia de la democracia.

POMPEYO MARQUEZ: “Son muchos los chavistas que no están de acuerdo con la reelección indefinida”.
Para Márquez el país se debate entre el centralismo y la descentralización, una lucha planteada desde hace tiempo, pero que sin embargo, hoy se agudiza. Coincide en la desmedida violación que supone el despojo, por parte del Presidente Chávez, de competencias a diversas Gobernaciones y Alcaldías y advierte que, frente a este panorama donde el primer mandatario atropella, de forma desbocada, para conseguir perpetuarse en el poder, la oposición tiene el reto de “derrotar la enmienda y lograr los consensos para ese objetivo”.
Se muestra seguro de que la sociedad reaccionará ante esta muestra de “dictadura, autoritarismo, y personalismo” del Presidente, y que será derrotada por el país, incluso con el voto de sectores chavistas.

ANTONIO LEDEZMA, Alcalde Metropolitano.
Este líder político, que surgió con fuerzas renovadas tras los comicios regionales, ha sido despojado de muchas atribuciones como alcalde electo y, por un tiempo se le impidió su toma de posesión del cargo. El despacho metropolitano fue saqueado. Este “zarpazo”, como él lo califica, no impedirá que mantenga su plan de gobierno y que siga recorriendo las calles de Caracas.
Ledezma se ha comprometido a no dejar de lado su lucha para “restablecer el derecho alterado y para que le devuelvan a Caracas sus hospitales, sus escuelas y su policía”
Ofrece y pide respeto al Presidente, al tiempo que asegura que enfrentará las violaciones con serenidad pero con mucha firmeza. “No hay que confundir decencia con debilidad, no hay que confundir la civilidad con la sumisión”.
Colombia
CLARA ROCIO RODRIGUEZ ANALIZA LOS RIESGOS DE UNA REELECCION PERSONALISTA
El riguroso análisis del tema por esta catedrática colombiana, aunque hecho a partir de la propia realidad de su país, pareciera formulado para arrojar luces sobre lo que pasa en Venezuela y en Latinoamérica, en esta materia.

Su recomendaciones más prudentes son que se separe la determinación sobre la conveniencia o no de una legislación reeleccionista de la pretensión continuista de un mandatario y que se procuren salidas a los graves problemas de nuestros países a través del fortalecimiento y la ampliación de la democracia, incluyendo las instituciones de la democracia representativa.
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Por: PEDRO CASTILLO

Clara Rocío Rodríguez Pico es PHD en Ciencias Políticas e Investigadora del Programa de Defensa de la Institucionalidad Política Democrática de la Fundación Foro Nacional Por Colombia, organización no gubernamental, de carácter descentralizado, creada en 1982 en la ciudad de Bogotá. Se trata de una prestigiosa y consolidada organización no gubernamental que trabaja, no solo en defensa y consolidación de la institucionalidad democrática, sino en el fortalecimiento de la ciudadanía y la promoción de una cultura de paz y convivencia bajo los criterios de igualdad y equidad social. Ha analizado recientemente, de manera prolija, el tema de la reelección, a propósito de lo que en esa materia acontece en su país. Estos son algunos de sus criterios, perfectamente aplicables a la realidad venezolana, marcada por la pretensión continuista del Presidente Chávez.

Reforma institucional o prolongación del mandato a un gobernante:
“En el debate aparecen mezcladas dos cuestiones. Por una parte, la conveniencia o no para Colombia de incluir dentro de su ordenamiento político la reelección de funcionarios electos, y, por la otra, la conveniencia o no de prolongar el período del mandatario de turno. Una cosa es argumentar que, de cara al futuro, es necesario reformar la institucionalidad que nos rige, y otra muy diferente es argumentar que ésta se debe modificar debido a que una determinada gestión es evaluada como positiva”.

La investigadora afirma que “Al afectar con carácter permanente la organización política del país, el tema de los posibles cambios en la institucionalidad requiere un tratamiento mas serio y profundo que el que puede recibir mientras esté cubierto por el manto de razones con las que se pretende justificar la continuidad de un presidente. Desde la adecuación de los períodos de diferentes funcionarios electos o la conveniencia y aplicabilidad de la reelección para los niveles regionales y locales de gobierno, hasta medidas tendentes a instaurar un régimen de carácter mas parlamentario (en el cual es posible anticipar periodos o reelegir algunos mandatarios) tendrían que entrar en ese debate”.

Un mal precedente:
Por las razones expuestas, la prestigiosa catedrática estima que sería conveniente y sano desligar en tema de la reelección, de la propuesta de la prolongación del mandato de Uribe, ya que un debate de este tipo, con nombre propio, estaría de antemano sesgado y no solo pone en bandeja la tentación de dividir a los opositores de la iniciativa entre “amigos” y “enemigos” del gobierno o de la patria, sino que crearía un mal precedente. Si se hacen las cosas de esa manera, y por esas razones, cabe preguntarse, como lo hace Rodríguez: ¿Qué impediría la ulterior promoción de una iniciativa para recortar el gobierno de un mandatario al que, por alguna circunstancia, no favorece la opinión del momento?

Se requiere un debate más autónomo:
La representante del Foro Nacional Por Colombia expresa su manifiesto interés en que -en un momento mas propicio- se produzca un debate más autónomo sobre la conveniencia o no de la reelección en Colombia. Eso, sí, deja claro su parecer acerca de que “…en aras de la transparencia, cualquier norma que implique la reelección o anticipación del período de funcionarios electos se deberá empezar a aplicar hacia el futuro, evitando así convertirla en un instrumento funcional a las aspiraciones personalistas impulsadas desde el gobierno en ejercicio”.

Recuerda que, según Fabio Echeverri Correa, asesor presidencial y promotor de la reelección de Uribe, la cuestión se reduce a la inclusión en la constitución de “un articulito bien sencillo” en que se establezca que “a partir de la fecha el
Presidente que esté en el ejercicio del poder, podrá ser reelegido” (Entrevista
en El Tiempo, domingo 01 de Febrero de 2004).

El debate de fondo:
Después de analizar diversos aspectos de forma, la renombrada investigadora colombiana, va mas allá en lo que califica como el debate de fondo en esta materia, desplegando una verdadera artillería de argumentos de incuestionable fuerza y lógica: Ahora bien -dice- “es indudable que el debate va mucho más allá de la viabilidad del mecanismo que sea utilizado para impulsarlo. A nuestro modo de ver un debate de contenido no puede dejar de analizar la intención de algunos actores políticos relevantes de apoyarse en la opinión pública favorable del mandatario de turno para modificar, con base a un fenómeno coyuntural y emotivo, el ordenamiento constitucional vigente. Sobra recordar que los argumentos centrales de la actual embajadora en España, Nohemí Sanín, del Ministro del Interior Sabas Pretelt, o del mismo Fabio Echeverri, entre otros, se basan casi exclusivamente en razones derivadas de la manera como ellos califican la gestión del mandatario. En este sentido, el tema de la reelección o la prolongación del mandato, así como otros intentos de justificar la alteración del Estado de Derecho con base en la convicción de que la labor del presidente Uribe así lo justifica, obliga a traer a colación una cuestión ampliamente debatida en la teoría política. Se trata del debate sobre cuál es la mejor forma de gobierno, si aquella basada en las leyes o, como le apuestan algunos en Colombia, la que, en un momento dado, prioriza el gobierno de un hombre. En otras palabras, pensamos que la reflexión de fondo debería orientarse a aclarar sí lo que algunos piensan que es “un buen gobierno” es mérito suficiente para ignorar o trastocar el reinado de la ley.

¿Privan los hombres o privan las leyes?
“Precisamente el –todavía recientemente- fallecido escritor italiano Norberto Bobbio (1997), en el artículo titulado “¿Gobierno de los Hombres o Gobierno de las Leyes?” demuestra ampliamente cómo hay una clara línea de continuidad en la teoría política occidental a favor de la ley y el Estado de Derecho. Así por ejemplo, Platón y Aristóteles veían en la ley una garantía contra pasiones o preferencias personales, mientras que otros pensadores como Hobbes Rousseau o Hegel claramente favorecen la ley como máxima prerrogativa del poder soberano.

La idea que sustenta esta acogida mayoritaria al tema se encuentra en el hecho de que la ley es un mecanismo para obstaculizar o impedir el abuso del poder, a la vez que por su carácter general y abstracto expresa valores fundamentales como la seguridad, la igualdad y la libertad. En esta medida la ley se contrapone a un mandato de gobierno otorgado a un individuo o un grupo que se agota en el momento en que se haya cumplido la acción específica que le fue encomendada, acción que puede ser en sí misma un ejercicio de buen o mal gobierno.

Por su parte, el apoyo dentro de la teoría política a la idea del gobierno de los hombres ha sido menor y se ha asociado, en general, a características negativas, algunas de ellas ligadas a una concepción paternalista o patriarcal del gobierno”.

-¿Todo a nombre y representación de la voluntad popular…?
Veamos que opinan algunos pensadores:
“La historia nos enseña que (...) casi todos los hombres que han derrotado las libertades de las repúblicas empezaron su carrera cortejando servilmente al pueblo: se iniciaron como demagogos y acabaron como tiranos” (Hamilton en el Federalista. En Bobbio, 1997: 179)”.

“Un gobierno paternalista (...) es el peor despotismo que se pueda imaginar” (Kant. En Bobbio, 1997: 180)”.

“El tirano de los antiguos pensadores griegos, la idea del cesarismo o el bonapartismo, el despotismo democrático, la dictadura cesarista, el gobierno del líder carismático etc. han sido todos asociados en la teoría política a momentos históricos en que personas o grupos prevalecieron sobre la ley y el ordenamiento constitucional y jurídico previo. Ahora bien la validez del gobierno de los hombres ha sido aceptada solamente en momentos de formación del Estado, cuando la norma es inexistente o en situaciones históricas excepcionalmente críticas. Habría que agregar además que como lo sostuvo Gramsci, (citado por Bobbio, 1997) el cesarismo (u otro tipo de gobierno personalista) puede ser de carácter progresivo o regresivo (de izquierda o de derecha, agregaríamos nosotros)”.

- EL GOBIERNO DE LOS HOMBRES EN ALGUNAS
EXPERIENCIAS CERCANAS

Democracia delegativa y encarnación de la nación:
Clara Rocío Rodríguez Pico sume el costo de ir “a contracorriente con la euforia de los devotos del Presidente”, para alertar sobre los posibles riesgos de asumir acríticamente la idea de que la popularidad y la evaluación subjetiva y temporal de la gestión del gobierno Uribe sean razones suficientes para justificar la adopción de medidas de gobierno personalistas que se aparten o busquen desconocer la legalidad vigente. Legalidad que en el caso Colombiano se encuentra representada en el pacto constitucional suscrito en 1991:

“Sin desconocer las limitaciones que esta normatividad pueda tener, así como el hecho de que mucho de su potencial ha sido truncado o está aún por desarrollar, hay que partir de que ese es el ordenamiento que nos rige y que cambios por fuera de las normas previstas para tal fin constituyen atentados contra la institucionalidad democrática…”.

Apela a la categoría de "democracia delegativa" (DD) planteada por Guillermo O´Donnell, para designar este tipo de gobiernos donde las características del poder personalista del gobernante pesan más que el respeto a las normas constitucionales o legales, a la división de poderes y a los mecanismos de accountability horizontal, ilustra adecuadamente los riesgos que podrían generarse. Para O´Donnell en este tipo de democracias:
“...el presidente es considerado la encarnación de la nación y el principal definidor y guardián de sus intereses…”

“…La democracia delegativa se basa en la premisa de que la persona que gana la elección presidencial está autorizada a gobernar como él o ella crea conveniente, sólo restringida por la cruda realidad de las relaciones de poder existentes y por las limitaciones constitucionales del término de su mandato.


Por encima de todo:
Vuelve a citar a (O´Donnell, 1997: 293- 294), cuando afirma que “Típicamente en las DD los candidatos presidenciales victoriosos se ven a sí mismos como figuras por encima de los partidos políticos y de los intereses organizados. ¿Cómo podría ser de otra forma tratándose de alguien que se dice, y se cree, la síntesis del conjunto de la nación? Desde esta perspectiva, otras instituciones -los tribunales y las legislaturas, entre ellas- son sólo estorbos que desgraciadamente acompañan a las ventajas domésticas e internacionales resultantes de ser un presidente democráticamente elegido. La accountability* ante esas instituciones es vista como un mero impedimento de la
autoridad que se ha delegado al presidente”

Referencias empíricas y salvadores de la Patria:
El análisis reseñado toma como referencia empírica países de la última ola de transición democrática en América Latina y sus experiencias en la aplicación de políticas de estabilidad económica. “En este sentido O´Donnell deriva la estabilidad política y económica de países como Uruguay, después de la transición, o Chile más recientemente, del hecho de que la institucionalidad política instaurada tiene allí un carácter representativo, lo cual garantizó una red de poderes institucionalizados que facilitaron el proceso de decisión y de implementación de políticas públicas.
Contrariamente, las graves crisis económicas heredadas por países como Argentina, Brasil o Perú después de la transición, crearon un sentido de urgencia propicio para el surgimiento de gobiernos delegativos. “Los presidentes son elegidos luego de prometer que -situados por encima de partidos e intereses, fuertes y corajudos- salvarán al país. El suyo es el gobierno de salvadores de la patria. Esto conduce a un estilo mágico de hacer política: el “mandato” delegativo supuestamente conferido por la mayoría, una firme voluntad política y el conocimiento técnico deberían bastar para que el salvador cumpla su misión” (O´Donnell, 1997: 299).

En todos estos casos se adoptaron paquetes de estabilización económica que excluyeron a los partidos políticos y a los congresos. Al final se generaron nuevas crisis y varias consecuencias negativas, entre ellas el debilitamiento y la falta de credibilidad en todas las instituciones políticas, incluyendo la propia presidencia. Esta, al desconocer otras instancias políticas y debilitar el poder judicial, terminó asumiendo una enorme y hasta exclusiva responsabilidad por la situación del país. En estas condiciones, “No es sorprendente que la popularidad de los presidentes de las DD tienda a sufrir reveses tan serios como súbitos: un día se los aclama como salvadores providenciales y el siguiente se los execra como dioses caídos” (O´Donnell, 1997: 297).

En la cúspide de una popularidad basada en aparentes éxitos temporales o efímeros (casos de Menem y Alfonsín en Argentina, Collor en Brasil, y García en Perú), los presidentes intentan producir lo que para O´Donnell es la mejor prueba de una democracia delegativa: la posibilidad de su continuidad en el gobierno…”.

“En la medida que segmentos de la población electoralmente significativos consideran exitosa su política económica, los presidentes delegativos encuentran simplemente inaceptable que sus mandatos estén constitucionalmente limitados; ¿qué sentido tiene que esas `limitaciones formales´ imposibiliten la continuidad de su misión salvadora? Por consiguiente promueven -por medios que vuelven a debilitar todo rasgo de accountability* horizontal aún existente- reformas constitucionales que permitan su reelección, o de no ser posible, su permanencia en la cúspide del gobierno como primeros ministros de un régimen semiparlamentario. En contraste, este tipo de maniobra es inconcebible en los casos del relativamente exitoso presidente Sanguinetti (Uruguay) y del muy exitoso presidente Aylwin (Chile). De nuevo encontramos una diferencia crucial entre la democracia representativa y la delegativa” (O´Donnell, 1997: 299)”.

Lo que muestran las lecciones:
Los tiempos que transcurren van dejando, en cada escenario, un camino plagado de lecciones y para CRRP, “A diferencia de los casos señalados, los éxitos del momento del gobierno Uribe se adjudican principalmente a su política de seguridad democrática y no tanto a sus logros en materia económica, aunque en los últimos días altos funcionarios del gobierno han tratado de promocionar en los medios de comunicación lo que ellos consideran avances en materia macroeconómica.

Sin embargo las coincidencias no dejan de ser llamativas y, por tanto, parece
oportuno alertar sobre las lecciones que dejan experiencias cercanas de otros
países Latinoamericanos.

Además de las experiencias mencionadas gobernantes tales como Alberto Fujimori en Perú y Hugo Chávez en Venezuela bien podrían ser buenos representantes de democracias de tipo delegativo, a la vez que iniciativas como las promovidas por los seguidores de Uribe y otras impulsadas por su propio gobierno lo hacen perfilarse también como candidato para ingresar en la categoría analítica descrita.

El problema con este tipo de situaciones no es sólo el carácter autoritario y antidemocrático de muchas de las medidas tomadas por estos gobiernos, así éstas se revistan de discurso democrático y así tengan una amplia base de apoyo. El problema es también que este tipo de prácticas no necesariamente implican que los países que las asumen caminan por una vía de desarrollo y bienestar social. En general las experiencias brevemente relatadas han resultado en fracasos o han generado fuertes situaciones de crisis al interior de los países mencionados”.

LA SALIDA: Fortalecimiento y la ampliación de la democracia:
CRRP es, a todas luces una demócrata integral y, como tal, sentencia que “en vista de lo planteado, la conclusión no puede ser otra que buscar la salida a los graves problemas de nuestros países a través del fortalecimiento y la ampliación de la democracia, incluyendo las instituciones de la democracia representativa. A este respecto nada mejor que cerrar esta reflexión haciendo un homenaje a Bobbio. Estas son textualmente sus palabras sobre el tema de debate: “prefiero el gobierno de las leyes y no el de los hombres. (...) La democracia es el gobierno de las leyes por excelencia. En el mismo momento en que un régimen democrático pierde de vista este principio inspirador que le es propio, cambia rápidamente en su contrario, en una de las tantas formas de gobierno autocrático del que están llenas las narraciones de los historiadores y las reflexiones de los escritores políticos” (Bobbio, 1997: 189)”.

REFERENCIAS:
BOBBIO, Norberto. (1997). ¿Gobierno de los Hombres o Gobierno de las
Leyes? En: Liberalismo y Democracia. Santafé de Bogotá, Colombia. Fondo
de Cultura Económica. P.P.167 – 189.

CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C551-03. Revisión Constitucional de
la Ley 796 de 2003 “Por la cual se convoca un referendo y se somete a
consideración del pueblo un proyecto de reforma constitucional”.

O´DONNELL, Guillermo (1997). ¿Democracia Delegativa? En:
Contrapuntos: Ensayos Escogidos Sobre Autoritarismo y
Democratización. Buenos Aires, Argentina. Editorial Paídos. P.P. 287 – 330.
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*ACCOUNTABILITY: Se trata de nuevos mecanismos de responsabilidad social y rendición de cuentas en los que los gobernados verifican y fiscalizan la acción de los gobernantes.
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